Ver crecer a los más pequeños es un de los regalos que nos da la vida. Todos queremos que nuestros niños estén fuertes, resistentes y sanos. La clave de un crecimiento y desarrollo saludable está en el sistema nervioso y en los músculos y los huesos. Por esta razón, para incentivar su crecimiento, se deben apartar los azúcares simples o productos procesados e incentivar alimentos ricos en omegas, calcio, fósforo, hierro, magnesio, vitaminas…
Las proteínas y los hidratos de carbono, como nutrientes mas complejos, son también de vital importancia para asegurar el crecimiento del organismo. El peso de la dieta de un niño es basado en el aporte nutricional de la variedad de cada uno de sus ingredientes.
En sí, la clave de un correcto desarrollo del organismo, tanto físico como mental, es una alimentación variada y equilibrada y, sobre todo, en cantidades suficientes y la máxima variedad.
Si esto se hace desde el embarazo y se sigue durante la vida del niño, nos aseguramos un crecimiento óptimo, y, aunque el adulto deja de crecer pasada la pubertad seguir unas correctas pautas nutricionales que ayudan al organismo a reparar tejidos, crearlos nuevos, mejorar el alargamiento muscular y fortalecer los huesos. Por supuesto, alejar posibles patologías asociadas a la edad. Dando paso a una genética fuerte y sana a su descendencia, recordemos que los genes no se forjan durante la concepción, sino durante una vida de hábitos, esa huella pasará a tus hijos.
La infancia y la pubertad son las dos etapas en las que se experimentan más cambios físicos y metabolismos dependientes de muchos micronutrientes, de ahí que las necesidades, de alimentos reales y variados, sea tan importante para niños y adolescentes. No obstante, los alimentos para crecer deben tenerse en cuenta durante toda la vida, ya que el cuerpo humano no deja nunca de cambiar.
Entender que cada etapa de nuestra vida requiere unos nutrientes específicos, es importante para mantener una salud estable. Para ello debemos aprender un poco acerca de lo que comemos y de nutrición general. Esta educación debería impartirse en los colegios.
Proteínas: Este nutriente resulta esencial para el crecimiento, aunque seamos veganos, debemos dar la libertad a nuestros hijos de escoger lo que quieren ser. Sus aminoácidos son necesarios para la formación de tejidos y neurotransmisores.
Hidratos de carbono: Este grupo de alimentos es el encargado de proporcionar energía al cuerpo y de preservar a las proteínas para que puedan realizar sus funciones de manera correcta. Este suele ser el punto de desequilibrio en las dietas de los más pequeños, ya que confundimos necesidad de glucosa con toneladas de azúcar. Un niño necesita hidratos de carbono de absorción sostenida, azúcares complejos como cereales integrales, legumbres, verduras… y, como azúcares rápidos que aportan la energía de manera instantánea, la fruta, la miel, los lácteos ecológicos y esporádicamente chocolates saludables o postres caseros
Grasas insaturadas: Son las responsables de proteger el sistema nervioso y cardiovascular y forman parte de las membranas que recubren los órganos y las vainas neuronales. Se aconseja consumir frutos secos, aceites de primera presión en frío, pescados azules y todo tipo de semillas.
Agua: el agua es fuente de vida. Limpia, es necesaria para procesos metabólicos, hidrata, abastece a los músculos cuando aumentan de tamaño, de modo que nunca puede faltar.
Los niños no deberían consumir nada que no fuese agua hasta los 12 años como mínimo.
Vitaminas: Son responsables en gran medida de la reparación tisular (esto es, el intercambio gaseoso entre la sangre y los diferentes tejidos del cuerpo). Participan en el metabolismo energético (obtienen energía) y actúan también en la síntesis de colágeno. Desempeñan un papel muy importante en nuestro sistema inmune y nervioso. Las siguientes son las principales vitaminas responsables de un correcto crecimiento y los alimentos donde se acumulan: alimentos como los cítricos, fuente de vitamina C; las verduras frescas, fuente de vitamina A; el aceite de oliva, fuente de vitamina E; leches vegetales y proteínas animales, fuentes de vitaminas del grupo B; o el huevo, fuentes de vitamina D.
Minerales: Calcio, fósforo y hierro son imprescindibles para un buen crecimiento. El calcio se halla en alimentos como el sésamo, la chía, en la leche vegetal y sus derivados, en mayor cantidad que la leche de vaca, eliminad esta última, también tienen calcio las legumbres, y los frutos secos. El fósforo se encuentra en estos mismos alimentos. El hierro está presente en verduras de hoja verde, legumbres, y cereales integrales, etc.
Como veis, la alimentación de los más peques debe ser pilar central de su educación, enseñarles buenos hábitos, les facilitará muchísimo la vida