Hablemos de sexo, ¡que me encanta! En la cama, ¿eres protagonista o espectador?
El rol del espectador es un concepto, que por desgracia, aparece en bastantes casos cuando hay una dificultad para mantener relaciones es decir, que uno de los dos no se siente cómodo porque no llega al clímax, ya que su mente esta en otras cosas.
Los espectadores son personas que se preocupan en exceso por su propia respuesta y tienen miedo a que se produzca algún fallo.
A pesar de que su nombre pueda dar a entender que está relacionado con el voyerismo, esta muy lejos de este concepto. En realidad es una postura de auto-observación, cuando se están manteniendo relaciones sexuales. En lugar de estar pendiente de las propias sensaciones y de las sensaciones de tu pareja, estás más pendiente de cómo lo estás haciendo, si estás cumpliendo con las expectativas, qué estará pensando la otra persona, si se te ve un pelo o un michelin… Es decir, no estás por lo que tiene que estar.
Ese es el principal problema en las relaciones de pareja, parece que a las mujeres nunca les apetece pero en realidad es que la mayoría de mujeres tratan de controlar toda la situación y estar siempre perfectas. El sexo requiere cierto grado de descontrol.
Necesitas dejarte llevar para disfrutar enteramente del sexo. Cuando tratamos de controlar lo que hacemos y como lo hacemos, acabamos desconectando del propio acto para vivirlo desde fuera. Generamos una presión innecesaria sobre algo tan natural como la sexualidad. “Ser bueno en la cama” o “estar a la altura” “durar lo suficiente” hace que el sexo, más que un momento de disfrutar, se convierta en un examen de rendimiento. Enfócate en tus sensaciones y no en tus pensamientos.
La mayor parte de las veces que alguien recurre a mi por problemas de alcoba, se trata precisamente de este problema, un exceso de control sobre algo que requiere soltarse el pelo, quitarse los miedos y los complejos. Les hago entender que, el hecho de, controlar la situación, genera una interferencia entre el rol activo y el de observador, que conlleva la inhibición recíproca. En todos estos casos el sentimiento de ridículo y absurdo se potencia. Estos problemas suelen ir acompañados de ansiedad, temor al fracaso, la obligación de resultados, la excesiva preocupación por la otra persona, la auto observación.
El sexo por lo tanto, debe ser una forma de conectar con la otra persona y sobre todo contigo mismo. Una forma de placer tan primitiva como incontrolable, un momento donde puedes expresarte como te plazca.
¿Alguna vez estás pensando en “otras cosas” en lugar de disfrutar de un encuentro sexual? Quizá hayas estado más pendiente de si lo estarás haciendo bien, de si tu pareja está disfrutando o de tu aspecto físico.