Mucho nos quejamos delos niños que comen mal sin tener en cuenta que las preferencias por los sabores de los niños son los mismos que los de sus madres durante el embarazo. Los antojos son futuros alimentos favoritos y los que la madre no consume serán problemáticos para el niño.
La exposición a ciertos sabores dentro del útero materno es uno de los muchos factores que influyen a la hora de desarrollar su paladar y gusto. Lo que la madre come se transmite a través del torrente sanguíneo y el líquido amniótico. Por eso, si un bebé ha experimentado un sabor en el útero o a través de la leche materna, lo va a preferir antes que otro.
Existen infinidad de estudios que hacen referencia a la alimentación de la madre y los gustos del niño, por ejemplo algunos tan poco comunes como el ajo, madres que habían consumido con frecuencia el ajo en el embarazo, dan a luz a pequeños que tendrán mayor predilección por este ingrediente a la edad de ocho o nueve años.
No obstante, es muy importante tener en cuenta que el paladar del niño se va desarrollando poco a poco y esta altamente influenciado por el entorno. La educación nutricional desde la más temprana edad es fundamental. Evitar normalizar el consumo de procesados e incentivar la comida casera en casa. Esto nos lleva directamente al importante papel emocional que tienen ciertos alimentos en la vida de las personas. Y es que en ocasiones asociamos el recuerdo de alguien a un determinado sabor, un olor o un plato. Darles a vuestros hijos la oportunidad de llevar una vida sana, empezando por comer vosotr@s de forma adecuada.
Poco a poco iran aceptando mayor parte de nutrientes con sabores amargos como las verduras, no obstante si empezáis a adaptarlos a ese sabor desde el su concepción, todo será más sencillo. Durante toda mi vida he sido amante de las verduras en todas sus versiones. En mi casa nunca me han dado chuches ni alimentos procesados. Simplemente no concibo sentarme a la mesa sin nada verde en ella. Lo cierto es que esto me ha facilitado muchísimo la vida.
Por ultimo, tened en cuenta que los bebés comen en relación a su tamaño, mucho más que los adultos. Por este motivo, en el proceso de crecimiento, tarde o temprano, empiezan a comer menos.
No os desesperéis porfavor. alrededor del primer año de vida es la disminución de la velocidad de crecimiento. Algunos niños dejan de comer a los nueve meses y otros esperan hasta el año y medio o los dos años. Durante el primer año, los bebés engordan y crecen más rápidamente que en ninguna otra época de su vida, obviamente no pueden crecer siempre a esa velocidad o seríamos gigantes!
Durante el segundo año, en cambio, el crecimiento es mucho más lento. Los niños de año y medio comen un poquito más que los de nueve meses y nosotros, ingenuos, damos por hecho que si con un año su bebé come tanto, con dos comerá el doble. El resultado es una pelea tras otra, frustración y angustia por ambas partes. Por favor, dejad de obligar a vuestros hijos. Hasta los 6-7 años los niños no empiezan a comer más. Y como todo en la vida, todos somos distintos. Unos comemos más y otros menos, depende de genética, movimiento, complexión…
Son las expectativas de los padres las que suelen causar más problemas, unos se conformarían con que su hijo se acabase el plato, otras esperan que después de los espaguetis se coma también un filete con patatas, una manzana y un yogur. Por este motivo, es importante respetar la sabiduría natural de los niños frente a sus necesidades fisiológicas. El niño come por necesidad, no por obligación.
Muy pronto lanzaré cursos para entender y trabajar la psicología y conducta de los más pequeños. Pero recomiendo leer a Carlos Gonzalez!!