Te peleas, te tiras de los pelos, te abrazas cuando tienes miedo, tienes a quién echarle la culpa de las cosas y con quién compartirlo todo… camináis juntos y se forjan las directrices de la personalidad de cada uno, desde distintas experiencias y personalidades.
Mucho se dice de las relaciones entre padres e hijos, pero ¿qué hay de los hermanos?
El vínculo con tu hermano dice mucho más de ti que el que tienes con tus padres, para mí ha sido mucho más trascendente. Es la primera relación de igual a igual con amor bidireccional que se tiene en esta vida, a través de la cual nos entrenamos para relacionarnos con otras personas en igualdad de condiciones.
Cuando no nos enseñan a gestionar las emociones con nuestros hermanos y nos dejan brotar sentimientos tóxicos, como la envidia o el odio, acaban formando parte de nuestra personalidad. No es natural tener una mala relación con un hermano. Sin embargo, no siempre es algo que podamos escoger, a veces, por desgracia, nos toca crecer sin esa bonita simbiosis.
Una buena relación entre hermanos es el trampolín perfecto para hacer futuras amistades o aprender a resolver conflictos en la vida. Juntos aprendemos a compartir, a negociar, a ceder o a defender lo que creíamos justo. Tú hermano ha visto todas tus modalidades emocionales y ha aprendido a gestionarlas junto a ti. Imaginad todo lo que ha aguantado y aprendido mi hermana conmigo, lo mismo que yo de ella.
Ella me ha ofrecido siempre un punto de equilibrio, el valor de la amistad incondicional, una compañera de aventuras y una Rottenmeier cuando ha sido necesario. Mi hermana es la única en el mundo que conoce todos mis secretos, que sabe lo que siento solo con mirarme. La única que se alegra de mis triunfos sin envidias. A pesar de que seamos completamente opuestas, ambas hemos encontrado nuestro papel y nuestro lugar propio.
No creo que sea fácil ser mi hermana y francamente creo que muchas veces no he estado a la altura. Sin querer no la he dejado brillar tanto como merece. A día de hoy, haría cualquier cosa por verla sonreír, aunque también sé que no me necesita. Que es una supermujer y una superpersona.
Nunca podré ser madre, pero he sido hermana de alguien que me ha regalado ese sentimiento llamado orgullo y amor incondicional.
Por esta razón, en un día como hoy quiero dedicarle unas palabras de agradecimiento, a aquella que me hace sentir que tengo un sitio en el mundo al que volver. A ti Judit que eres mi hogar. Eres la única capaz de calmar mis fogonazos, la que no finge cuando algo no le gusta. Eres la que ha estado a mi lado en mis peores momentos y se ha mantenido discretamente en mi retaguardia en los mejores.
A los que me estáis leyendo, levantad el teléfono y recordarle a vuestros hermanos lo importante que han sido en vuestras vidas. Si no os habláis con ellos, aprended a perdonar y a entender que muy probablemente ellos se sientan igual que tu. Un hermano es una fuente de apoyo y jamás de rivalidad.
Feliz día de los hermanos.