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Ayurveda y niños (parte 2)

christy21.10.22

Como ya os comenté en el último post, kapha se eleva de forma natural durante la niñez. Aquí van algunos trucos para evitar que esto se convierta en un desequilibrio.

Kapha se pacifica aumentando la luminosidad, la ligereza, el calor, la sequedad, la fluidez, la movilidad, la sutileza y la claridad. Esto se puede lograr de varias maneras, incluida la dieta, el estilo de vida y el uso de hierbas.

Dieta ayurvédica para niños

Podemos mantener el kapha bajo control alimentando a los niños con una dieta equilibrada rica en alimentos frescos, ligeros, calientes, secos y fibrosos, como frutas frescas, verduras, legumbres y granos integrales. Idealmente, queremos estos alimentos cocidos. Si el niño tiene más de 4 años, podemos introducir especias calientes y digestivas como el ajo, el jengibre, la canela y la cúrcuma. 

Si el niño es muy kapha, sabores picantes, amargos y astringentes, y reduce los alimentos kaphagenicos como el trigo, los lácteos y los procesados.

Estilo de vida

Mantener un alto nivel de actividad física es una de las elecciones más acertadas siempre. Mejora la circulación sanguínea y linfática, depura y equilibra la energía, y apoya el flujo adecuado de nutrientes. El ejercicio regular, como deporte o el juego, frena drásticamente el estancamiento de kapha.

La importancia de la digestión

Ayurveda considera la digestión como la piedra angular de la salud. Lo que comen los niños es absolutamente importante, por lo que debe ser la prioridad. Enséñales a comer y a observar su cuerpo, a tomar conciencia. 

La orina clara y abundante indica que están bien hidratados, algo fundamental. Las heces regulares, suaves y compactas, que huelen poco y se limpian fácilmente (e idealmente incluso flotan) indican una digestión y una función intestinal saludables. Trata de que vayan al baño cada mañana y observa su deposición. Además, los niños tienen la tendencia a aguantarse las necesidades. 

Otra cosa importante es que los niños naturalmente necesitan alimentos más pesados y densos en los meses de otoño e invierno, y más ligeros y aguados en primavera y verano. Incluso hay un reinicio natural y una disminución del apetito en primavera, no te preocupes si come menos. Respétalo.