La autoconfianza, considerada como una habilidad psicológica básica, emerge como un factor determinante que puede tanto potenciar como obstaculizar la práctica deportiva. Vamos a explorar la relación entre la autoconfianza y el deporte, además veremos cómo esta habilidad se entrelaza con otras capacidades, aumentando el rendimiento.
Autoconfianza: una habilidad psicológica fundamental
La autoconfianza se define como el grado de certeza que las personas tienen acerca de su capacidad para tener éxito en una tarea y alcanzar sus metas. La autoconfianza actúa como un predictor del rendimiento en diversas áreas.
A menudo, se emplean indistintamente los términos autoconfianza y autoeficacia. La autoeficacia se refiere a las creencias que las personas tienen sobre sus propias capacidades, influyendo en la organización y ejecución de acciones para lograr un rendimiento deseado. En ambos casos hay una parte genética y otra aprendida. No obstante, mi experiencia en consulta es que todos podemos cambiar nuestros resultados cambiando nuestros pensamientos y hábitos.
La autoeficacia se moldea a lo largo de la vida mediante las experiencias personales, siendo una variable sociocognitiva que incide en el deporte. Además de facilitar la creación y adherencia a hábitos a largo plazo, también actúa como un motivador que afecta los resultados obtenidos en el contexto del ejercicio. Es una via bidireccional, practicas más deporte cuanto mas eficiente y disciplinado eres y eres más disciplinado cuanto más deporte practicas. El deporte te lleva a conseguir cualquier cosa que te plantees.
La autoeficacia y la resiliencia, aunque términos diferentes, están relacionadas. La resiliencia, capacidad para superar adversidades, mejora la autoeficacia. La actividad física se revela como un recurso valioso para potenciar la resiliencia. Una mayor resiliencia se asocia con un mayor rendimiento, acompañado de una mayor autoconfianza y bienestar psicológico.
La participación en actividades deportivas está asociada con numerosos beneficios para la autoestima. Al alcanzar metas deportivas, ya sean pequeñas o grandes, se experimenta un sentimiento de logro personal que contribuye a la autoestima. La práctica deportiva implica el desarrollo de habilidades físicas, técnicas y tácticas, lo que aumenta la percepción propia, nos hace sentir fuertes y poderosos. La actividad física regular mejora la salud general y la forma física, aunque parezca superficial, vernos guapos nos hace querernos y apreciarnos mas, el impacto de la autoimagen es muy importante, en un mundo donde consumimos por los ojos, estar físicamente esbelto, siempre te abrirá puertas. Empezando por algo tan simple como lo es transmitir salud.
Deportes como el crossfit, las artes marciales, el paddle o deportes en equipo fomenta la interacción social y la construcción de relaciones. El apoyo de compañeros de equipo y la pertenencia a un grupo pueden contribuir significativamente a la autoestima, en estos deportes se crea una familia o una tribu que se convierten en compañeros en nuestros momentos más duros. Superar desafíos y enfrentar situaciones competitivas en el deporte ayuda a desarrollar la resiliencia, el respeto y la disciplina, fortaleciendo la capacidad para manejar el estrés y las dificultades, lo cual influye positivamente en la autoestima.
Además ofrece la oportunidad para conocerte a ti mismo, identificar fortalezas y áreas de mejora. Según yo, y muchos compañeros atletas, el deporte es un proceso de crecimiento, de autoevaluación constructiva, de expansión del autoconcepto… todo ello, obviamente te hacen un humano más fuerte y más consciente. Para mi, es el amor de mi vida, el que nunca me ha fallado, me alienta, me acompaña y me arropa en los peores y en los mejores momentos.
Hablando desde un punto de vista más técnico y menos romántico. La actividad física libera endorfinas, neurotransmisores asociados con la sensación de bienestar y felicidad. Un mejor estado de ánimo contribuye a una mayor autoestima. El entrenamiento requiere autodisciplina y compromiso. Por lo tanto, cumplir con las responsabilidades deportivas fortalece la autodisciplina y la autoconfianza. Enfrentar situaciones desafiantes en el deporte y aprender a lidiar con la victoria y la derrota aumenta las habilidades de afrontamiento en la vida cotidiana.
Mi recomendación en personas inseguras o poco sociables es empezar por deportes de equipo o en comunidad para romper el hielo y generar la sensación de pertenencia a una comunidad y contribuyendo a una percepción más positiva de uno mismo. Una vez forme parte de la identidad de la persona, se puede y debe combinar con la sala de fitness, sin embargo cabe destacar que el fitness es un deporte muy solitario y ególatra, por ello trabajar otras disciplinas donde se comparta tiempo con compañeros y se deba tener un respeto hacia los veteranos y un apoyo de los compañeros, es muy importante para que todos los beneficios del deporte repercutan positivamente en el bienestar emocional y psicológico. De otro forma podemos caer en obsesiones absurdas.
Beneficios de la autoconfianza en el ejercicio físico
1. Activación de emociones positivas: Permite enmarcar las emociones de manera facilitadora para el rendimiento, al adoptar creencias más productivas.
2. Facilitación de la concentración: Posibilita una focalización más accesible en la tarea a realizar, mejorando las habilidades atencionales.
3. Impacto en las metas: Hace que las metas sean más desafiantes, revelando el verdadero potencial.
4. Aumento del esfuerzo: Contribuye al cumplimiento de objetivos establecidos en términos de tiempo y logros.
5. Influencia en las estrategias: Las tareas se realizan con excelencia.
6. Afectación del momento psicológico: Facilita la visualización de desafíos en situaciones complicadas, fortaleciendo la resiliencia psicológica.
Relación entre autoconfianza y rendimiento
Existe una estrecha relación entre autoconfianza y rendimiento, mejorando proporcionalmente a medida que los niveles de confianza crecen, hasta alcanzar su punto óptimo.
Tipos de autoconfianza
1. Falta de confianza: Enfocarse en los errores en lugar de en las fortalezas, generando dudas, ansiedad e indecisión. El que no hacen nada por miedo a fallar.
2. Autoconfianza óptima: Convicción real de poder cumplir metas, impulsando el esfuerzo hacia el éxito. Una hormiguita, pienso y ejecuto.
3. Exceso de confianza: Mayor confianza de la que las capacidades respaldan, careciendo de preparación y esfuerzo. Conocido comúnmente como un “sobrao”
Un nivel óptimo de autoconfianza facilita el rendimiento, mientras que la falta o el exceso de confianza conducen a un rendimiento deficiente. La moderación de los niveles de autoconfianza es esencial para alinearse con las potencialidades reales de las personas y las circunstancias a enfrentar.
Autoconfianza, autoestima y autoconcepto: Una triangulación elemental
La autoestima, la percepción positiva o negativa que las personas tienen de sí mismas, influye en el modo en que enfrentan el mundo y afecta diversas capacidades. Una autoestima positiva impulsa la capacidad de afrontamiento, la búsqueda de objetivos desafiantes y una mejor preparación para enfrentar la adversidad.
La autoestima también influye en el rendimiento académico, entonces se sobreentiende que niños criados con deporte, son adultos con mayor actitud frente a la vida. Asimismo, el autoconcepto, elemento esencial para una personalidad saludable, se ve potenciado por la práctica de la actividad físico-deportiva en la adolescencia, mejorando la percepción de la imagen corporal y otros aspectos relacionados.
Por otra parte, la inteligencia emocional, crucial en la regulación emocional, impacta en los niveles de ansiedad relacionados con la práctica del ejercicio. El entrenamiento emocional emerge como una solución para reducir la ansiedad somática y cognitiva, al mismo tiempo que fortalece la autoconfianza en el ejercicio físico. Dada la conexión entre emociones y rendimiento, es crucial considerarlas en el contexto del ejercicio como un factor protector contra la ansiedad y promotor de la mejora de la autoconfianza.
EJERCICIO
Ganar autoestima es clave del éxito, aprende a hacerlo a través del deporte.
1. Identifica tus Fortalezas y Logros:
Haz una lista de tus habilidades deportivas y a partir de ahí anota y valora tus éxitos, incluso los pequeños logros cuentan.
Reconoce tus mejoras a lo largo del tiempo, ya sea en resistencia, fuerza, habilidad técnica u otros aspectos.
2. Establece Metas Realistas:
Define metas deportivas alcanzables y específicas. Pueden ser tanto a corto como a largo plazo. Mi consejo es combinarlas para mantenerte siempre enfocado.
3. Enfrenta Desafíos Gradualmente:
Enfrenta desafíos que te saquen un poco de tu zona de confort, pero que sean manejables.
A medida que superas obstáculos, ganas confianza en tu capacidad para superar dificultades aumenta.
4. Fomenta una Actitud Positiva:
Practica el pensamiento positivo. Cuando las cosas se pongan difíciles, busca el aprendizaje en lugar de centrarte en los errores.
Elimina la autocrítica excesiva y reemplázala con afirmaciones positivas sobre tus habilidades.
5. Conecta:
La conexión social en el contexto deportivo puede aumentar la sensación de pertenencia y validación, donde puedas compartir experiencias y recibir apoyo.
6. Disfruta del Proceso:
Enfócate en disfrutar del deporte y el ejercicio en sí mismo, no solo en los resultados finales. Agradece mover tu cuerpo, no todos pueden.
7. Aprende de las Derrotas:
En lugar de ver las derrotas como fracasos, considéralas oportunidades de aprendizaje.
Analiza lo que puedes mejorar y utilízalo como motivación para seguir creciendo.
8. Persevera:
Establece una rutina deportiva consistente. La consistencia crea hábitos y refuerza la sensación de compromiso contigo mismo.
9. Refleja y Ajusta:
Reflexiona sobre tu progreso y ajusta tus metas según sea necesario. La autoevaluación constructiva es clave.
Recuerda que la autoestima se construye con el tiempo y a través de experiencias positivas. Este ejercicio busca integrar el deporte como una herramienta para fortalecer esa autoimagen positiva.
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